Hace algo más de un año que el PP
arrasó en las generales con una mayoría absoluta evidente y hoy es noticia que
si ahora se celebraran elecciones este mismo partido perdería 50 escaños. Es curioso que la gente se haya
indignado mucho más por los papeles de Bárcenas que por la merma de sus derechos más básicos, los
miles de millones robados para los bancos, Los suicidios de las personas
desesperadas, los niños españoles desnutridos, las guerras financiadas con
nuestros impuestos o la destrucción del Estado de Bienestar.
Es paradójico que la misma camarilla
capitalista que promovió y financió al PP de Mariano Rajoy para que defendiera
sus interese en menoscabo de los de la mayoría de la población, ahora esté
dinamitando su imagen en complicidad con gente del mismo partido. ¿No están
satisfechos con el destrozo que Rajoy ha hecho buscando su beneficio? ¿Quieren
más? ¿No están contentos con los resultados de su lacayo?
Parto de la base que los medios
de comunicación no son medios de información sino una herramienta de propaganda
que sirven a los intereses de sus propietarios, generalmente grandes sociedades
y bancos, cuya misión es la de formar una opinión pública, una ideología que
favorece siempre a sus intereses corporativos.
La estrategia que ahora están
empleando con Rajoy se puso en práctica anteriormente con Felipe González, no
olvidemos la campaña de acoso para sacar a Felipe González del poder sacando
casos y más casos de corrupción del PSOE. Ahora le está pasando algo parecido
al PP de Mariano Rajoy. Esta camarilla capitalista no se siente satisfecha,
necesita más recortes, más privatizaciones, más genocidio, más esclavitud y lo
quieren ya.
Posiblemente nos quieran hacer
pasar por donde ha pasado Italia y Grecia y lo próximos capataces de la
oligarquía capitalista esté compuesto por un equipo de tecnócratas impuestos
por un nuevo golpe de estado tecnocrático con un gobierno no elegido democráticamente
pero con amplias facultades y autoridad para imponer severas medidas de
austeridad.
Es muy sospechoso que estos casos
de corrupción que se extienden durante décadas se destapen justo ahora, en
medio de una crisis estructural, con seis millones de personas desempleadas,
cerca de dos millones de familias sin ningún ingreso, cuatrocientas mil familias
desahuciadas y una población harta de estos políticos inútiles y corruptos. Es
el momento propicio para presentar una dictadura tecnocrática que proclame la
solución a todo esto, aunque las experiencias de de Grecia con Papademos y la
de Italia con Monti demuestran que estos tecnócratas son capaces de hacer mayores
recortes y ajustes más duros en menos tiempo porque cuentan con el apoyo total de
la Troika y las más altas esferas de Europa.